El 'relativismo' se expresa en la 'nada', de la misma forma que el cristianismo se expresa en la 'cruz' y en el 'belén'. Aquí tenéis la Señal: "Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre" (Lc. 2, 12).
Sin embargo, en buena parte de las céntricas calles de las principales capitales mexicanas, no se encuentra 'señal' alguna del nacimiento de Cristo. Es verdad que sorprende el despliegue de todo un alarde de psicodélicas luces decorativas: figuras geométricas, diseños surrealistas, difusas evocaciones del abeto... Adornos muy llamativos y exuberantes, pero... carentes de significado y de mensaje. Todo un esfuerzo estético de una cultura secularizada que pretende vestir la nada de brillantes colores, 'engalanando' el sin sentido de una 'Navidad' sin 'Natividad'.
"Conoce el buey a su amo, y el asno, el pesebre del dueño. Israel no conoce, mi pueblo no recapacita" (Is 1, 3). Este texto de Isaías fue uno de los que inspiraron a San Francisco de Asís, allá por el año 1223, para realizar la primera representación del belén. San Francisco entendió que la presencia del buey y del asno en la representación del belén esconde una velada referencia al dolor de Dios por no verse acogido por la humanidad, representada en los habitantes de Belén: "Vino a su casa, y los suyos no le recibieron" (Jn 1, 11).
El reproche de Yahvé - "Israel no conoce, mi pueblo no recapacita" - es una referencia del peligro de la insensibilidad espiritual a la que nos conducen los desmedidos afanes y preocupaciones materiales de la existencia.
Sin embargo, el buey y el asno no son sólo el signo profético que denuncia el rechazo del Hijo de Dios, sino que también nos representan a cada uno de los que deseamos acogerlo. En medio de esta particular "fauna" que conformamos entre todos, reivindicamos la imagen de aquel "burro" y de aquel "buey"... ¡Tal vez, haya llegado el momento de aprender algo de los animales! ¿Y si le pidiéramos a Dios en esta Navidad la gracia de ser el "burrito" de su belén?
Puer natus est nobis, et filius datus est nobis,
cujus imperium super humerum ejes et vocabitur
nomen ejus, magni consilii Angelus.
Cantate Domino canticum novum quia mirabilia fecit. Gloria .
Un niño nos ha nacido y un Hijo nos ha sido dado,
el cual lleva sobre sus hombros el principado;
y su nombre será Ángel del gran consejo.
Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas. Gloria.