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"México se Pintará de Amarillo"

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Por medio del twitter y correos electrónicos nos solicitan más información y profundizar sobre la profecía de que "México se pintará de amarillo" a la que se hizo alusión en un artículo precedente.

Vamos dar respuesta a esta inquietud y al mismo tiempo hacer una pequeña reflexión sobre la situación político electoral que transita nuestro país, con permiso de nuestros lectores del extranjero.

La profecía en cuestión data de hace más de 50 años, y por razones personales de momento no haré referencia a la fuente, aunque baste saber al lector que es fidedigna y que de todas las que han salido de su boca, todas se han cumplido.

Medularmente es que algo ocurrirá en la Ciudad de México, es decir, algún evento o suceso que va a traer como resultado, entre otras cosas, que otros hechos sucedan en distintos lugares de la República Mexicana, y que provocará todo ello una situación, vista a la luz de la fe, que se convertirá en una prueba dolorosa y de gran sufrimiento para el país completo. Como característica es que México ya ha pasado anteriormente por algo similar. Y  otro hecho para hacer notar es que por alguna razón "el país se vestirá de amarillo".

Esa es la profecía. ¿Qué lectura podemos hacer ahora después de más de 50 años? En realidad no hay mucho qué decir, salvo pensar en un evento natural catastrófico (algún terremoto violento que detone la erupción de varios volcanes conocidos o por conocer) o, en su caso, algún evento socio-político-religioso que pueda crear una situación de confrontación, guerra civil y/o revolución en el país. Esto dicho en un análisis ajeno a cualquier consideración por la cual México esté atravesando en estos momentos.

Ahora bien, dando una lectura a esa profecía a la luz de la situación actual de nuestro país, todo parece indicar que más nos inclinamos a pensar en un problema social, independientemente de la forma que adopte y de los elementos que contenga, ya sea un levantamiento social, guerra civil, revolución,  suspensión de garantías individuales, etc.

En este momento post-electoral, contamos con un líder político que fue por segunda vez candidato a la presidencia y que ya enrareció el ambiente social y político hace 6 años al proclamar un fraude electoral y un robo de la elección,  "tomando"  avenidas y haciendo plantones con graves consecuencias económicas para la Ciudad de México, al extremo de autonombrarse "presidente legítimo" y endosarle a quien fue electo en las urnas  el mote de "presidente espurio".

Pues bien, ahora, 6 años después, vuelve un 2012 "recargado", afirmando que hubo irregularidades en la elección presidencial. En este sentido, el tema de las inconsistencias en casillas y votos ya se atendió, bajo el formato de la ley electoral, recontándose más del 50% de los votos. López Obrador quería el 100%, pero su petición no era posible atenderse. Lo que no deja de sorprender, es que el mismo López Obrador había dicho:

"...que lo sucedido en 2006 no se repetiría, y que a tales efectos tendría comités de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) en todos los municipios para cuidar el voto de todos los ciudadanos. Los comités estarían, supuestamente, capacitados de acuerdo a la legislación electoral  y se convertirían en verdaderos guardianes del voto."  Sin embargo, y a pesar de las promesas, volvió a dudar de la honestidad de los funcionarios de casilla, y exigió de nuevo un recuento de la votación.

Pero ahora entonces el asunto pasa por presentar un recurso ya sea vs la anulación de la elección o su invalidez, (esto lo va a definir su movimiento el próximo jueves 12 a las 6.00 pm, que es el tiempo que le otorga la ley para impugnar) según sea el caso, pues afirma que el PRI compro millones de votos, para ser exactos tantos como 5 millones...vía despensas, vales, tarjetas, monederos electrónicos, etc. con el dinero que aportaron los gobernadores corruptos del PRI.

Pero el punto es que todos los partidos compran votos TODOS, en mayor o menor medida. Las tarjetas priistas de Soriana (supermercado) se equiparan a bolsas con artículos de la canasta básica regaladas también por el PRD. Eso no se puede negar y quien diga lo contrario miente. O sea que "ganó el que tuvo más recursos".

Mientras tanto, las pruebas que se presentarán en su momento serán la compra de votos, el rebase de los topes de campaña, el financiamiento ilegal y la difusión de encuestas amañadas en los medios. Jesús Zambrano, presidente del PRD, estima que son un millón 800 mil tarjetas de Soriana que costaron dos mil 292 millones de pesos, para que los ciudadanos compraran despensas a cambio de su voto. La Jornada publicó en su primera plana del sábado 7 una foto tomada el 18 de junio en Torreón, donde aparecen Enrique Peña Nieto, Rubén Moreira y Angélica Rivera en pleno mitin electoral enfundados en camisetas con el anuncio de Soriana. Reforma publicó las cantidades que gobiernos estatales priistas le han pagado a Soriana, desde principios de 2011 a la fecha por concepto de canastas alimentarias y despensas: Edomex, 661 millones de pesos; Veracruz, 594 millones; Coahuila, 281 millones; Nuevo León, 204 millones; Durango, 124 millones; y hasta el municipio de Metepec, en el Edomex, 32 millones.

El Banco Monex trianguló en beneficio del PRI por conducto de la empresa Importadora y Comercializadora Efra S.A. de C.V. con 91 millones 212 mil pesos en monederos electrónicos y vía el Grupo Comercial Inizzio S.A. de C.V. con 68 millones 316 mil pesos, también en monederos electrónicos. El propio representante del PRI-PVEM en Guanajuato mostró su tarjeta Monex 5539-8703-0108-2092 con la que el PRI le depositó siete mil 500 pesos para asegurar votos y después de la elección le depositarían diez mil pesos más.

Andrés Manuel López Obrador denunció este tipo de ilegalidades al IFE y al TEPJF desde febrero y no se hizo nada. Al igual que intelectuales como José Woldenberg y José Antonio Crespo, consejeros y funcionarios del IFE y del TEPJF, respectivamente, han de sostener que sólo se trata de "irregularidades normales" en toda elección y no de violaciones a la ley. El Washington Post dijo que Felipe Calderón y las autoridades electorales barnizaron (SIC) la manera en que la Presidencia había sido ganada, pero dejaron minada la narrativa de Peña Nieto sobre que pertenecía a una nueva generación honesta que había renunciado a la coerción y a los trucos sucios. El propio presidente del TEPJF, José Alejandro Luna Ramos declaró —antes de que se agotaran los procedimientos legales de impugnación, que siguen su curso—: "nadie ganará en la mesa lo que no pudo ganar en las urnas." (¿Es correcto que el presidente electoral diga esto antes de analizar las pruebas que se presenten?)

Ahora bien, los optimistas no ven peligro en la elección.No se percibe un ambiente de confrontación en la sociedad. No hay ni deseos ni expectativas para proponer un enfrentamiento. Tampoco se percibe ese deseo en las fuerzas de la coalición progresista. Desde el domingo pasado, cuando López Obrador no reconoció el resultado electoral, y esto es llamativo, han desaparecido de sus conferencias de prensa Marcelo Ebrard, Cuauhtémoc y Lázaro Cárdenas, Juan Ramón de la Fuente, Manuel Camacho, líderes del PRD. Saben ellos que se están jugando todo su capital político. O todo o nada.

Pero por otro lado, debemos estar conscientes que López Obrador nos ha metido en un guión previsible. Recordemos que poco antes de las elecciones descalificó a la autoridad electoral. Y esperó al día siguiente de las elecciones por dos cosas: Si ganaba, aceptaría el triunfo o al perder apelaría a la inequidad del proceso, cosa que bien pudo haber hecho antes. Luego documentó fraudes a medias. Las serias irregularidades fueron desvanecidas en el reconteo de voto por voto de más del 50% de las casillas, pero a las inequidades y desigualdades en la elección las ha tomado como motín.

Para entender mejor lo que se puede esperar, leamos lo que dijo antes de las elecciones: Le preguntaron, ¿Bajo qué condiciones se compromete a respetar los resultados electorales? La respuesta de Andrés Manuel vale la pena leerse con atención:

"En los años que llevo recorriendo el país he aprendido que el enojo y el rencor, así como las balas, sólo nos llevan al pasado, cuando la mayoría de los mexicanos estamos anhelando un mejor futuro. La realidad que vive México en este momento es muy distinta a hace seis años. Hoy, la mayoría de los mexicanos ya somos conscientes de los problemas derivados de los malos gobiernos. Estoy seguro que el proceso electoral de este año será la consolidación de la voz de millones de mexicanos, por eso mi compromiso con respetar los resultados electorales no tiene condición, porque sé que nuestras instituciones y los mismos mexicanos no permitirán que se repita un 2006. En este 2012 ya no será necesario protestar por malas prácticas electorales porque México ya despertó. México pide a gritos un cambio verdadero y no permitirá que le quiten la oportunidad de tenerlo. Ya no es necesario protestar, sino respetar, proponer y trabajar en conjunto para que este cambio que todos queremos se consolide".

Y ante otra pregunta,  sobre lo que haría su partido para garantizar una transición suave, incluso si no resultaba vencedor. Andrés Manuel respondía, con decisión:

"Si son los mexicanos quienes deciden que no es un cambio lo que quieren sino la continuidad, nosotros seremos respetuosos de esta decisión. Colaboraremos y aportaremos con quien resulte el elegido por los mexicanos, para que su transición y su mismo gobierno resulte en beneficio de los ciudadanos".

¿Entonces? No dude ni un tantito que si el TEPJF no le da la razón  legal a su impugnación, camino al resultado oficial habrá que emplear el recurso de generar violencia y culpar de ello a las autoridades, e intentará arrinconarnos, amenazando con paros, manifestaciones y toma de instalaciones. Y les dirá al grupo estudiantil #YoSoy132 que se movilice ante la intransigencia de las instituciones.  Y siempre con el grandísimo riesgo que todo esto sea un río revuelto que gane su mejor botín los carteles de la droga que tienen ahogado a una parte del país con violencia, inseguridad y muerte.

Entonces promoverá un intercambio: provocación por razón. Y podría transitar entre la simpatía y la amenaza, dividiendo otra vez a la sociedad. Pero la opción de lo espurio vs. lo legítimo ya no será aceptable pues ese modelo está agotado; por lo que la rebeldía será el último recurso. Y si hay una explosión social... ni modo, dirá que es la única forma de lograr el verdadero cambio que México requiere para no seguir bajo la misma corrupción de siempre en manos de los poderosos que tienen tomado al país como rehén. ¿Será entonces  que el País se vestirá de amarillo? Conste que es pregunta...

En conclusión, sirva lo anterior simplemente para estar preparados a lo que eventualmente pudiera sucederle al país, y desde luego siempre bajo la luz de la fe y dentro del plan de Dios que tiene México y cada uno de nosotros dentro del proyecto designado por la Divina Providencia para estos tiempos, y particularmente delineado y recordado por la aparición de la Virgen de Guadalupe.

Luis Eduardo López Padilla

9 de julio de 2012

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