No pocos católicos aseguran que la elección del Papa Francisco fue inválida, por lo que él no es Papa verdadero. ¿Pero por qué dirían algo así? La principal motivación parece ser que ven en el Papa a un liberal, y choca esto con el perfil conservador de sus críticos. Ellos quisieran que ningún Papa fuera jamás liberal, y por tanto buscan alguna forma de sostener que su elección no fue válida.
Un autor y comentarista, Antonio Socci – quien por cierto escribió un análisis muy asertivo sobre la parte aún oculta del tercer secreto de Fátima - asegura que la elección del Papa Francisco no se realizó conforme las reglas de la Universi Dominici Gregis, y por tanto Francisco no es un Papa válidamente electo. Él afirma que ciertas reglas de procedimiento no se siguieron, y llega a la conclusión que la elección no puede ser válida. Pero la premisa de su argumento es falsa; la elección del Papa Francisco siguió puntualmente las reglas establecidas. Más aún, se puede refutar la conclusión de su argumento, incluso si sus premisas fueran correctas.
Eminentes canonistas han desechado la tesis de Socci por improcedente, entre otros Giancarlo Cerrelli, abogado especializado en Derecho Canónico, y Massimo Introvigne, sociólogo, también con el título de abogado; y particularmente Geraldina Boni, docente ordinaria de Derecho Canónico y de Historia del Derecho Canónico en la universidad "Alma Mater Studiorum", de Boloña, y también miembro del consejo directivo de la "Consociatio Internationalis Studio Iuris Canonici Promovendo", quien además publicó un libro sobre los perfiles estrictamente canónicos de acontecimientos como la renuncia de Benedicto XVI, la nueva figura del "Papa emérito" y, justamente, la elección de Francisco. (Sopra una rinuncia. La decisione di papa Benedetto XVI e il diritto, Bononia University Press, Bologna 2015).
Ilicitud y Validez
Un acto jurídico puede ser ilícito, pero eso no le quita su validez. La validez del acto supone que en su confección y realización cumple lo establecido para que sea válido. La ilicitud, por el contrario, no le resta validez al acto, pero ciertas normas procedimentales no se cumplieron como está previsto, lo que lo hace propiamente ilícito (Sada y Monroy. “Curso de Teología Sacramentaria”. Minos. 1988. p. 37).
De esa forma, aun cuando hubiera errores de procedimientos en la elección papal, eso no le restaría validez. Lo mismo sucede con los Sacramentos. Cualquier canonista sabe que un Sacramento puede ser realizado de manera ilícita y no obstante ser aún válido. El Papa Francisco fue electo por los Cardenales de la Iglesia reunidos en la Ciudad del Vaticano, y en general siguiendo las normas establecidas. Los Cardenales tienen la autoridad para apartarse de esas normas, sin sufrir consecuencias de invalidez.
Otro autor católico, Austen Ivereigh, en el libro "The Great Reformer. Francis and the Making of a Radical Pope" afirma que cuatro cardenales hicieron campaña para elegir al Papa Francisco, en violación de las reglas. Y en septiembre del 2015 se publicó la noticia de que el Arzobispo Emérito de Bruselas, Cardenal Danneels, había reconocido que él y otros cardenales unidos por el deseo de ‘modernizar’ la Iglesia, habían formado una “mafia” para influir en las elecciones de los papas. Se trata de la existencia de un grupo de cardenales centroeuropeos que desde 1996 se confabularon para controlar la sucesión de Juan Pablo II e impedir supuestamente que accediera a la silla de Pedro el cardenal Joseph Ratzinger, pero el “tiro les salió por la culata” (En su Francis: Pope of a New World (Ignatius Press, San Francisco, 2013), capítulo III, el prestigioso vaticanista Andrea Tornielli afirma que en el cónclave de Bergoglio no hubo “campañas organizadas de antemano”. Hubo sólo una. El único vaticanista que notó la corriente pro-Bergoglio fue el norteamericano John Thavis, que escribió el día anterior al cónclave que “algunas voces serias habían empezado a mencionar su nombre”. John Thavis, “An Argentine cardinal who’s quietly drawing attention again”).
Los miembros de lo que Danneels define en el video como “mafia”, aunque también recibía el nombre piadoso de Grupo de Saint-Gall/Sankt Gallen por la abadía suiza en que celebraba sus reuniones, eran, aparte de él, que se incorporó en 1999, el cardenal arzobispo de Milán, Carlo Mario Martini (fallecido en 2012) y su compatriota Achille Silvestrini; los cardenales alemanes Walter Kasper y Karl Lehman, el británico Basil Hume (fallecido en 1999) y el obispo holandés Adriaan Van Luyn.
Pero de la lectura de la Universi Dominici Gregis se encuentra que la presión política o hacer campaña en favor de un candidato u otro no es de hecho una violación a las reglas:
“Los cardenales electores deben abstenerse de cualquier forma de pacto, acuerdo, promesa u otro compromiso de cualquier tipo el cual pudiera obligarlos a dar o negar su voto a una persona o personas. Si esto fuera realizado, incluso bajo juramento, yo decreto que tal compromiso debe ser nulo e inválido y que nadie debe estar obligado a observarlo; y por tanto impongo la pena de excomunión latae sententiae sobre aquellos que violen esta prohibición. No es mi intención sin embargo prohibir, durante el periodo en el cual la Sede esté vacante, el intercambio de opiniones respecto a la elección”.
Los cardenales no pueden hacer ningún tipo de compromiso anterior para votar por ninguna persona en particular. Pero eso no es lo que se discute. La discusión es simplemente el intercambio de opiniones en quién debiera ser electo como el próximo Papa. No importa si una u otra opinión de los cardenales se exprese suave o fuertemente.
Más aún, no es ocioso señalar que la Constitución no sanciona con la invalidez ni siquiera la elección simoníaca. (…) Ni siquiera lo es la elección fruto de pactos, acuerdos, promesas u otros compromisos de cualquier género entre cardenales. Es decir, si el pecado grave de simonía se perpetrara durante la elección (es decir, soborno a cambio de votos), la elección aún sería válida.
En conclusión, en virtud de la falta de fundamentación jurídica de todas estas suposiciones, y también el querer dar crédito a las informaciones sobre las que pretende asentarse, se desvanece también la teoría – temerariamente agitada – de que actualmente se asienta sobre la Cátedra de Pedro un Papa dudoso. Y en todo caso, la doctrina canónica ha enseñado constante y unánimemente que la "pacifica universalis ecclesiae adhaesio" (el reconocimiento unánime de toda la Iglesia) es signo y efecto infalible de una elección válida y de un papado legítimo. Y de ninguna manera puede ser puesta en duda la adhesión al Papa Francisco por parte del pueblo de Dios.
En otras palabras, el Papa Francisco ha sido aceptado por todos los obispos y diócesis, sacerdotes y parroquias, y órdenes religiosas de la Iglesia como el Romano Pontífice. Y todo el cuerpo de fieles no puede errar en materia de fe. Por tanto, el Papa Francisco es el verdadero sucesor de Pedro. Él es el actual Romano Pontífice de la Iglesia Católica. Y esta aseveración es un hecho dogmático.
¿Papas Herejes?
La personalidad de cada Papa está perfilada por sus hábitos, costumbres, modos de ser, virtudes y defectos que lo sellan en el desarrollo de su pontificado y en su condición personalísima de católico ante Dios. A lo largo de la Historia se ha constatado que ha habido Papas de gran santidad, de notable virtud, o incluso, de conductas alejadas de la moral que eventualmente los encaminaban por el sendero de la condenación eterna. Ha habido Papas intelectualmente más brillantes que otros; de mayor o menor carácter; pero lo fundamental que nos ocupa es que ningún Papa, sea quien sea, puede caer en herejía, así como también clarificar el hecho de que se ha promovido la idea fundada en un error de lectura e interpretación, que si el Papa cae en herejía deja de ser Papa, afirmación que reiteramos desde ahora es errónea.
Que un Papa sea débil no quiere decir que sea hereje. Que un Papa le haga “daño” a la Iglesia tampoco lo convierte en un hereje. De hecho, los católicos le hacemos daño a la Iglesia con nuestros pecados de acuerdo con la enseñanza de la Comunión de los Santos. Asimismo, que algunos santos, y los ha habido, se hayan sentido con el derecho de regañar o llamar la atención a determinado Papa, no los convierte en superiores a él. Ni toda inculpación a un Papa por parte de un santo se convierte en Dogma de Fe para la Iglesia.
Para enfatizar la “supuesta enseñanza de que el Papa puede ser hereje”, hay quienes citan algunos textos de ciertos Padres de la Iglesia como por ejemplo San Roberto Belarmino, Doctor de la Iglesia (1542–1621), quien supuestamente afirma esta sentencia, pero en realidad no es así. Citamos en primer lugar a Santo Tomás de Aquino (1225– 1274), el máximo doctor de la Iglesia y quien dice a nuestro favor lo siguiente:
“De aquí que solamente la Iglesia de Pedro… siempre fue firme en la fe. Y mientras en otras partes o es nula la fe, o está mezclada con muchos errores, la Iglesia de Pedro, en cambio, se robustece en la fe y limpia está de errores – et ad erroribus munda est –. Y no es de admirar, porque el Señor dijo a Pedro según San Lucas XXII, 22: “Yo he rogado por ti Pedro para que tu fe no desfallezca” (El Credo. Ed. Tradición. p. 144. México, 1972)
A favor también está la siguiente cita:
“La autoridad de la Iglesia reside en el Soberano Pontífice, contra el cual ni Jerónimo, ni Agustín, ni otro alguno podría sostener su opinión” (Suma Teológica. 2ª, 2 a e, Q II, art 2, ad 3).
Santa Catalina de Siena decía:
“Por indigno que pueda ser personalmente un Papa, el cristiano debe ante todo y a pesar de todo, reconocer en él al Vicario del Verbo Encarnado y venerarlo como tal.” (“Historia de la Iglesia”. Rops. T VI p. 184. 15 Abascal, Salvador. Ob. Cit Tradición. 1979).
Cristo-Pedro
San Roberto Belarmino enseñó siempre que sólo con Pedro comunica Cristo su nombre, el nombre que lo significa a Él mismo, indicando así que a Pedro lo hace fundamento y cabeza de la Iglesia con Él. Roberto Belarmino demuestra que desde un principio los Papas han enseñado esa identidad de Cristo-Roca con Pedro-Roca y sus sucesores. Al efecto cita al Papa San León en la Epístola 89 en su Opera Omnia tomo I pág. 513. (Abascal, Salvador. Ob. Cit Tradición. 1979).
“Esto dijo expresando una asociación de indivisible unidad, lo que era Él mismo quiso significarlo diciéndole: Tú eres Piedra, etc.”
La siguiente cita del mismo Papa San León la hace también San Roberto Belarmino:
“Así como mi Padre te reveló Mi Divinidad, así también Yo te hago notar tu excelencia, porque tú eres Pedro; esto es, de la misma manera que Yo soy piedra invulnerable, Yo la piedra angular, que de una y otra hago una sola, Yo el fundamento, en lugar del cual ninguno otro puede ponerse, con todo tú también eres la piedra, para que, afirmado con Mi Virtud, las cosas que son propias de Mi Poder sean también tuyas en participación conmigo”(Sermón III del Aniversario de su Elevación al Pontificado. Ob. Cit. Opera Omnia. Tomo I p.513, en su “Explicación más copiosa de la Doctrina Cristiana Breve”, traducida por Joaquín Moles, impreso en Madrid en 796, en Absacal, Ob Cit p. 277).
No puede ser más expresiva la afirmación de San León Magno: “que de las dos piedras hago una sola”. No se puede expresar mejor la identidad del Papa con Cristo. Luego si el Papa pudiera caer en herejía, también Cristo podría ser hereje, lo cual es una blasfemia.
Leer el artículo ”Yo he Rogado por Ti…” – Primera Parte
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