Por esas circunstancias que llamamos providenciales, hace poco más de dos meses leí por internet un artículo de un amigo español que hacía referencia a un libro que le había impactado sobremanera.
Me llamó la atención su testimonio personal, pero hasta ahí. En abril, iniciando la semana de Pascua fui a España a impartir unas conferencias, y en una reunión de café con uno de mis anfitriones, hizo referencia a un libro que le había llamado poderosamente la atención... y ahí ligué que era el mismo libro al que había hecho referencia el autor a quien había leído 2 semanas atrás. Al día siguiente, otro amigo español, una amistad de muchos años, por teléfono me solicitó mis últimos 2 libros y a cambio me regalaría él a su vez otros 2 libros: uno sobre Garabandal de recién publicación intitulado "Memorias de un Cura de Aldea", y el otro... efectivamente el mismo libro que por tercera ocasión en poco más de 2 semanas me hacían referencia y al cual comenté: "Sí, sí, ya he oído de él. ¿Qué te parece, muy bueno?", le pregunté, "pues recuerda, le dije, que revelaciones privadas hay demasiadas triviales y superficiales en estos tiempos". A lo que me contestó: "Estas son extremadamente asertivas".
Dos días después, con motivo de la vigilia de la fiesta de la Divina Misericordia, al entrar a la capilla del hotel donde se realizaba el Cursillo Mariano al que fui invitado para dar unas charlas sobre el Apocalipsis y la Santísima Virgen María, cuál va siendo mi sorpresa que en la mesa de la entrada me encuentro con el susodicho libro, y para pronto y como movido por una irrefrenable voluntad interior, lo tomé, y lo usé como guía en mi oración personal ante el Santísimo... y quedé impactado, pues al abrir el libro al azar encontré unas palabras que verdaderamente venían del Cielo y llegaban a lo profundo del corazón, en medio de una espiritualidad profunda, profética, ascética, mística, y desde luego cristocéntrica, eclesial y mariana, mediante un coloquio directo y exigente.
Al día siguiente, en mi última participación en el Cursillo Mariano en el hotel colindante con la frontera de Francia, cerca de los Pirineos españoles, no pude menos que hablar del libro y recomendarlo ampliamente, pues estaba y estoy convencido de que su lectura, hecha con rectitud de intención y siempre abierta a la acción del Espíritu Santo hará un gran bien a las almas; a todas, tanto a las que están alejadas de Dios y no han oído aún de su Amor y menos lo han sentido y palpado, como a las almas que están más cerca de Él, pero que deben de asegurarse de que los talentos recibidos sean debidamente duplicados en crecimiento espiritual y particularmente en la búsqueda de la conversión y salvación de las almas que el Cielo ha destinado para que por nuestra mediación lleguen a Dios.
Es un libro para todo tipo de espiritualidad, ya laica, religiosa o sacerdotal; aplicable a cualquier carisma, ya sea extraordinario por la acción del Espíritu Santo o en la vía ordinaria en la búsqueda de la santidad, porque finalmente es un redescubrimiento de lo que es la Verdadera Devoción al Corazón de Jesús y que culmina en ser alma profundamente eucarística.
El libro contiene un sinnúmero de revelaciones privadas que en forma de locución interior recibe una señora joven, española, desde el año 1998, donde ella notó que le hablaban en su interior. Puntualmente ella era dirigida espiritualmente por un sacerdote desde 15 años antes y que por cierto él había realizado una de sus tesis de estudio precisamente en las reglas de "discernimiento de espíritus".
Así, la joven señora empezó a recibir abundantes mensajes tanto de Jesús como de la Virgen María, y en algunos casos de Dios Padre, en los que no sólo le manifiestan su Amor, sino que también le corrigen en sus actitudes y comportamientos y que le piden cosas que le cuestan mucho y que ella misma nunca imaginaría.
No obstante, y con objeto de eliminar toda duda del influjo de un posible subconsciente anormal, su director espiritual le pidió a la joven esposa y madre de familia que se sometiera a un estudio psicológico, cuyo resultado arrojó que esta persona es completamente sana y que no hay datos que puedan disponer que existe algún tipo de patología que le impida cualquier desarrollo normal de sus facultades.
Así las cosas, y aún estando en España, me puse a disposición de las personas interesadas para que pudiéramos difundir este libro en México, pues así me lo dictaba mi conciencia. Y después de poner diligentemente manos a la obra en esta encomienda, podemos ahora compartir que ya está el libro en la imprenta para que sea presentado Dios mediante el próximo día miércoles 20 de junio, en la Ciudad de México, precisamente a pocos días después de la festividad del Sagrado Corazón de Jesús. Y por esas cosas de Dios, el libro está agendado para que el jueves 7 de junio, día de Corpus Christi, quede totalmente terminado.
Algunos mensajes del libro, cito algunos aleatoriamente:
"¡Las obras de la fe!, ¡las obras de la fe!, no toda esa falsa palabra. Palabrería que se lleva el viento y ni cala ni profundiza en los corazones. Sí, hija: Glorifica a Dios. Pero con tus obras: ¿Cuáles son las obras del amor?
Al limosnero, cariñoso y sacrificado con su Dios, Yo le daré el ciento por uno.
Al que lleve a sus hermanos a Cristo, Yo le recompensaré.
A los que vistáis y arregléis, ¡pero para la Gracia!, a esos, a esos Yo les recompensaré.
Materialismo de pretendidas «obras de amor» vacías, vacías de la Vida, vacías de Mí.
Vientos de tempestades que se ciernen ya sobre la Iglesia, vientos de tempestades, por aquí, por allí, que la harán zarandearse, la harán incluso volcar. Pero será para que se ahoguen todos los que predican y acometen falsedades, y queden sólo los buenos, los que me buscaron a Mí, los que me predicaron con su palabra y con su vida, no con sólo su falsa palabra."
"Mirad, no me conformo sólo con santidades «pasables», que cumplen con su deber ordinario... ¡quiero santos extraordinarios! Con heroicidad suma en todas sus virtudes.
Porque la Gracia que se os derrama y que circula ahora por la Iglesia, no tiene nada que ver con aquella de otros años.
¿Cuándo se ha podido dar el derramamiento de la Profecía como ahora, en vuestros días? ¿Cuándo se ha podido comulgar con tanta frecuencia? ¿Cuándo tantas facilidades para ir a Misa? ¿Cuándo las Gracias Eucarísticas tan desbordadas desde la Custodia? Dime, ¿cuándo tanta proliferación de conferencias, charlas, oraciones, Ejercicios o Jornadas religiosas? ¿Cuándo tantas facilidades para ordenarse como ministro o entrar en un convento? ¿Cuándo tanta difusión de la fe en todas partes y por todo el mundo?
Sin embargo, Yo me pregunto como tú, Marga: ¡¿Dónde están los santos de hoy?! Cuando Yo venga, ¡¿Encontraré fe sobre la tierra?! Mira que aquí hablaba de estos Tiempos. Mártires del siglo XX, ¿qué espera para el XXI? ¡Apostasía! ¡APOSTASÍA DE LA FE! Vida licenciosa. Olvido de las costumbres cristianas. Precisamente el derramamiento de mis Gracias y la poca correspondencia es lo que va a motivar sobre vosotros los Castigos. Persecuciones contra la fe... aquí sí muchos, muchísimos apóstatas. Apostatáis por lo más leve. ¿Qué no haréis cuando se os persiga? No..., este falso optimismo Yo no lo tengo. Yo Soy la Verdad."
Hija mía: se prepara la falsa iglesia. Escúchame: Ahora muchos se volverán a Dios y acudirán a la Iglesia a encontrar consuelo. Pero en su lugar encontrarán la perdición, porque muchos párrocos han preparado ya la iglesia de Satanás. Sí, lo han hecho, y verán en éste el momento de resurgirla. Gentes desesperadas buscando razones, buscando consuelos y gestos de cariño, buscando apoyo... acudirán a la Iglesia, su Madre, ¡y en su lugar encontrarán a la Gran Ramera! Esta no es una madre, pues ha fornicado con todos.
La Madre Verdadera se ha ido. ¡La Madre! ¡La Madre! ¿Dónde está? Está oculta, por miedo, debajo de los sótanos, está aterrada... ¡salid a dar razón de vuestra esperanza! Se os necesita. Se os necesita mucho. ¡Salvad a mis hijos de perecer a manos de esa Furcia, que no busca más que su perdición! Mira sus manos manchadas de tanta perdición, ¡les mancha! ¡Les mancha! Mis hijos llenos de perdición.
Y los sacerdotes erigidos como diosecillos, diosecillos de barro. Mirad sus rostros de consuelo, mirad sus semblantes de alegría. «¡Por fin conseguimos lo propuesto!» piensan.
He aquí «lo propuesto»: Comulgar en la mano profanando el Cuerpo de Cristo. Suprimir la confesión, comulgando en pecado. Suprimir los Mandamientos del decálogo, sobre todo los que hablan de la fornicación, dejando nada más: «Amarás a tu prójimo», pero el prójimo serás tú.
Vosotros lo veréis horrorizados. Con la idea de que no podéis hacer nada. Tal será la fuerza de esta falsa iglesia. ¡Pero sí podréis! ¡Sí podréis! Venid con María, mi Madre, la Madre Verdadera. Cread la Iglesia sin Mancha, semejante a la Inmaculada. Estando con la Inmaculada y desde la Inmaculada. Absorbed para sí todos los pobres condenados, los que nadie quiere. Sólo esos serán salvos. Porque sobre los importantes estarán puestos los ojos de la Masonería, procurando captarlos para sí. Y tendrán demasiadas tentaciones, demasiadas tentaciones... y sucumbirán.
Aquí estoy, no me busquéis más, porque Soy Yo mismo el que os he salido al encuentro para deciros: ¡Venid a Mí! ¡Venid hoy a Mí así, como estéis! No me importa lo que habéis sido, venid hoy, ahora, a Mí, y vuestra dicha se tornará en gozo y en plenitud, al contemplar cómo el Amado se desvive por sus criaturas y las lleva al Camino de la santidad por Amor.
No me abandonéis. Dejad esas vaciedades y ese vivir en suma tristeza, y venid hoy a Mí así, como estéis.
Hoy ha sido el día que os habéis reencontrado Conmigo. No dejéis que sea un día más. Procurad que sea el día del comienzo de vuestra nueva vida, la Verdadera Vida en el Corazón de Jesús. Amén".
Estimado lector: quiero compartir con usted este gran regalo del Cielo. Ante Dios, a usted le digo que su lectura le derramará abundantes gracias para su conversión diaria y para vivir conforme el Cielo espera de cada uno de nosotros según los talentos recibidos y para estos tiempos trascendentales que estamos viviendo. Y lo más importante, prepararse para el gran Día, descubriendo la Verdadera y Nueva Devoción al Corazón de Jesús, que culmina en la Eucaristía.
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Luis Eduardo López Padilla
3 de junio de 2012