Como toda manifestación auténtica de Dios para estos tiempos, el misticismo y la escatología no pueden ser sino un signo presente y visible para quien quiera verlo. Las apariciones en Garabandal no son la excepción.
Como dijera el P. Tilloy en las jornadas anuales de La Tremblére el 26 de agosto de 1978, el Plan de Dios tiene sobre su creación, respecto al pecado, tres épocas:
La época de la Ley del Temor o de la penitencia, es decir, la Iglesia Judaica,
La época de la Ley de la Gracia o de la remisión de los pecados y de la santificación, es decir, la Iglesia Católica; y
La época de la Ley de la Gloria o el Reino de Nuestro Señor Jesucristo, es decir, la Iglesia en la Nueva Jerusalén.
María está presente en la aurora de la primera época, de manera invisible en la promesa de Dios a Abraham, Isaac, Jacob, Elías.
En la aurora de la segunda época María está visible y actuante portando al Creador de todas las cosas. Aquí Elías está presente en fuerza y espíritu en Juan Bautista quien anuncia al Salvador.
En la aurora de la tercera época, María está de nuevo visible y actuante; aquí Ella anuncia en Garabandal a la Iglesia Católica la hora de la última cosecha, que una vez recogida constituirá su gloria.
En efecto, las apariciones de Garabandal reiteran, como al pie de la letra, la Visitación que en la segunda época inició la primera venida de Jesús en las montañas de Judá anticipando las gracias de la Redención a los Juan Bautista, Isabel y Zacarías en la Plenitud de los Tiempos.
Ahora en Garabandal, al aparecerse el día 2 de julio de 1961, precisamente en la festividad de la Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel, está comunicando la realidad anticipada de la remisión de los pecados y de la resurrección de la carne a los Juan Bautista, Isabel y Zacarías del Final de los Tiempos, o sea, profetas y sacerdotes de este tiempo. En otras palabras, la Visitación de María en las montañas de Garabandal aporta a la Iglesia Católica la noticia anticipada del advenimiento del Reino de Cristo en la tierra. Es pues las apariciones de Garabandal el anuncio del misterio de la Parusía, en su doble aspecto, Juicio y Reino, Justicia y Misericordia, Restitución y Glorificación.
Por eso el primer ángel que se aparece anticipando la manifestación de María es Miguel, el ángel de los primeros y últimos combates, el ángel del Final de los Tiempos que arrojará al infierno a Satanás. Y días después, el 24 de junio del mismo año (en la fiesta de la natividad de Juan Bautista, que en su espíritu y fuerza no son sino los mismos del profeta del Monte Carmelo, Elías) aparecerá el rótulo portador del mensaje que la Santísima Virgen explicará a las niñas para que lo transmitan al mundo el 18 de octubre siguiente. Finalmente, el 30 de junio se manifestará el Sagrado Corazón de Jesús, el último viernes de mes a Él consagrado que expresa Su Bondad y Misericordia a través de Su mirada Transformadora y de su inmensa Majestad. Todos estos pues anuncios escatológicos que prepararon la Visitación de María Santísima en Garabandal el mismo día de su fiesta, 2 de julio.
En resumen, las apariciones de Garabandal anuncian los precursores de la Parusía, confiriéndoles el espíritu y la virtud de Elías (espíritu de Penitencia y de Justicia) y preparando un nuevo Pentecostés (de Purificación, Gloria y Misericordia) en beneficio de los Zacarías e Isabel del Fin de los Tiempos, que no son otros que el sacerdocio mismo de la Iglesia, de ahí la importancia de la presencia sacerdotal en estas manifestaciones.
Garabandal es el bautismo del arrepentimiento para la remisión de los pecados pues llama a la penitencia, llama al Juicio de la conciencia y también anuncia el castigo o Juicio de las Naciones por el fuego.
Llega así la hora del bautismo en el Espíritu Santo pues no sólo es Purificación (el Aviso profetizado) sino también Glorificación (el Milagro profetizado).
Nuestra Señora de Garabandal
La Virgen María al aparecerse en Garabandal, estará presente durante un largo periodo de tiempo en medio de sus hijos, casi de manera continua, de día y de noche entre julio de 1961 y enero de 1963, contándose más de 2,300 apariciones… todo esto hizo decir a Paulo VI al Padre Escalada, sacerdote jesuita del Perú: “Es la historia más bella de la humanidad desde el nacimiento de Jesucristo; es como una segunda vida de la Santísima Virgen sobre la tierra” (cfr. Legión Blanca Peruana 7 de noviembre de 1968).
“El rostro alargado, la nariz fina y larga, la boca muy hermosa con los labios un poquito gruesos, su tez es dorada, pero más clara que la del ángel… los ojos negros, muy dulces y misericordiosos, más bien grandes”, ha escrito Conchita – principal vidente – en su Diario. Aquí tenemos las características de las jóvenes judías de Nazareth. “No le hemos visto jamás con un velo sobre la cabeza”. Y lo confirma su ropa talar blanca y su manto azul, sin hebilla.
Ella lleva el escapulario en la mano derecha, marrón, en una de sus caras una pequeña montaña y una cruz en la otra… Estamos ante la presencia del escapulario del Monte Carmelo. Aquí se vuelve a anunciar con claridad el Fin de los Tiempos. En efecto, llevado por la Virgen María al modo de un manípulo sacerdotal (manípulus significa puñado de hierbas, de gavillas recogidas cuando se hace la recolección), esto quiere decir no solamente que no es sólo una devoción para los últimos tiempos sino que nos debemos preparar para la última cosecha de las gavillas de méritos, de penitencia, obras buenas y sacrificio que ofrezcan nuestras vidas. Otro signo que confirma la escatología en la que estamos atravesando son las 12 estrellas que forman la corona de la Virgen; son las 12 estrellas de la Mujer del Apocalipsis con varios significados en los últimos tiempos, que son los frutos del espíritu (Gal. 5, 22-23) así como los cimientos de la Ciudad Santa (Ap. 21, 14).
Así pues en este Final de los Tiempos, en Garabandal, la Virgen María viene en persona a anunciar a la humanidad su Restauración en la belleza primitiva y la Justicia original, haciéndonos aparecer la juventud eterna de la gracia que Ella realiza y vive Ella misma en su Inmaculada Concepción, pues “Ella en la Gracia como en la Gloria es más joven que el linaje del que Ella ha salido” (Georges Bernanos, Diario de un cura rural).
Mensajes 18 de octubre de 1961
En otoño de 1961, las videntes dieron a conocer al mundo el 1er mensaje y que a la letra dice:
"Hay que hacer muchos sacrificios y mucha penitencia, y tenemos que visitar mucho al Santísimo, pero antes tenemos que ser muy buenos. Y si no lo hacemos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa, y si no cambiamos vendrá un castigo".
Hay que hacer muchos sacrificios y mucha penitencia
Es el llamado constante de los profetas. Es el mismo mensaje de siempre, retomado por Juan Bautista y recordado en todas las auténticas Mariofanías. Sacrificios del cuerpo, del entendimiento y del alma. Penitencia por nuestros pecados, expiación de nuestras culpas.
Y tenemos que visitar mucho al Santísimo
Reafirma la realidad substancial de la presencia de Jesús en la Sagrada Eucaristía, con todo su cuerpo, sangre, alma y divinidad. Todo amor a Dios que se precie de auténtico tiene que ser eucarístico o no es amor.
Pero antes tenemos que ser muy buenos
Vivir en la Gracia de Dios tiene que expresarse en los dos extremos del amor: a Dios y al prójimo, palpable y visible en la vivencia de las virtudes, en la humildad, generosidad, castidad, paciencia, templanza, caridad y diligencia. Esto significa ser buenos. Con Dios y con el prójimo por amor a Dios. Y llegando al perdón de lo imperdonable y a la oración por los que nos persiguen y nos hacen daño.
Y si no lo hacemos vendrá un castigo
El castigo no es sino consecuencia del desorden, del incumplimiento de la Ley de Dios. El Antiguo Testamento está lleno de ejemplos. Pero ahora la humanidad es más culpable y responsable pues sabe más, conoce más. Tiene a Cristo crucificado, resucitado, a Su Iglesia, a los sacramentos, a Su Madre, que es nuestra.
La copa se está llenando
En el lenguaje bíblico escatológico la copa hace referencia a la Justicia Divina, consecuencia de la Ira de la cólera de Dios que se lee en el Apocalipsis (15,7; 16,1). Los siete ángeles están listos a derramar la copa de la Santa Ira Divina.
Y si no cambiamos vendrá un castigo
El cambio tiene que ser precedido por un sincero arrepentimiento, profunda conversión y cambio de vida total hacia Dios. “He pecado contra el cielo y contra ti”, dice el hijo pródigo (Lc. 15, 18). El Señor quiere oír nuestras oraciones, nuestras súplicas, quiere ver un cambio en nuestras vidas, que nos arrodillemos, de lo contrario el castigo no se podrá evitar, ni en lo general ni en lo particular.
Segundo Mensaje 18 de junio de 1965
La Santísima Virgen comunicó su "segundo mensaje" cuatro años después, hacia el final de las apariciones. Nuestra Señora le dijo a Conchita el 1ro de enero de 1965 que el Arcángel Miguel se aparecería el 18 de junio y le daría un mensaje en su nombre a todo el mundo. Por mediación del Ángel Miguel, Nuestra Señora se quejó de que no se hubiere hecho caso a su primer mensaje y advirtió al mundo que éste sería el último. Dijo la Virgen:
"Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo mi mensaje del 18 de octubre de 1961, os diré que éste es el último; antes la copa se estaba llenando ahora está rebosando. Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición, y con ellos llevan a muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira de Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras Él os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del Ángel Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación; pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos, debéis sacrificaros más; pensad en la pasión de Jesús".
Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer… os diré que éste es el último
Más allá de que una aparición sea aprobada, se debe difundir y vivir el mensaje, pues es un recordatorio del Evangelio. No hay excusa, pues María pidió que se difundiera su mensaje al mundo. Es difundirlo y es vivirlo y por tanto este sería el último mensaje revelado.
Antes la copa se estaba llenando ahora está rebosando
El dramático mensaje llega a un mayor paroxismo. Sólo se necesitaron 44 meses entre uno y otro mensaje para que el Trueno de Dios se volviera exigente y mandatorio ante el incumplimiento del pedido. Desde entonces han pasado poco más de 7 semanas de años. La copa está más que rebosada y habrá que esperar lo peor, lo peor.
Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas
Lo que María dijo en La Salette en 1846 y repitió en Fátima en 1917, así como en otros lugares de apariciones, vuelve y lo dice con toda claridad en Garabandal, es decir, que los ministros de Su Amado Hijo son irreverentes al celebrar los santos sacramentos, que son infieles a su vida consagrada por su amor al dinero, a la búsqueda de reconocimiento y al desenfreno de los placeres. Y así lastimosamente llevan a muchísimas almas a la condenación eterna. Que no haya duda, no sólo son sacerdotes sino que incluye a obispos y a cardenales de la Iglesia. No todos, desde luego, pero sí muchos dice la Virgen y esto fue divulgado en 1965. ¿Qué diría hoy de esta situación?
Nuestro deber es rezar por ellos, por los sacerdotes, para que sean fieles a su vocación y no se conviertan en aliados del enemigo.
A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia
El doloroso mensaje sobre la Eucaristía no hacía en ese entonces alusión a lo que ha ocurrido en los últimos 50 años de la pérdida en el amor, reverencia, piedad, respeto y unción a la Sagrada Eucaristía y al Santo Sacrificio de la Misa. Esto es muy grave pues la desacralización casi total ha entrado en el Templo Santo de Dios.
Debéis evitar la ira de Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos
Una vez más la Madre de Dios repite que la Ira divina pende sobre nuestras cabezas, pero depende de nosotros aligerarla, acortarla y aún cancelarla.
Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras Él os perdonará
Dios es infinitamente justo pero también es infinitamente misericordioso y si le pedimos perdón con sinceridad, sale a nuestro encuentro, nos cubre de besos y hará una gran fiesta, pues “más alegría hay en el Cielo por un pecador que se arrepiente que por 99 justos” (cfr. Lc. 15, 7).
Yo, vuestra Madre… os quiero decir que os enmendéis
María es nuestra madre y sólo quiere nuestra conversión. Nos suplica por ello, lo ha hecho desde que en la cruz Jesús nos la dejó como madre.
Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación
Somos libres ahora de actuar y la Virgen nos señala el camino que hemos de recorrer y nos alcanza la gracia para perseverar. Los últimos avisos golpean inexorablemente sobre toda la humanidad y la Iglesia misma: inundaciones, terremotos, hambruna, pestes, enfermedades, manipulación genética, guerras, revoluciones, terrorismo, confusión entre laicos y pastores, indiferencia a las cosas de Dios, crisis familiar, abortos, etc. Ahora se nos deja libres en la voluntad, pero al final Jesús nos juzgará de nuestras buenas y malas obras y hay sólo 2 puertas: la salvación o la condenación.
Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos
María además de nuestra madre es Medianera universal de todas las gracias y Corredentora con Cristo del género humano. Es la Omnipotencia Suplicante y todo lo que le pidamos sinceramente para el bien de nuestra alma nos lo va a conceder. Despreciar el amor y mediación de María sería el mayor y más costoso error de nuestra vida.
Debéis sacrificaros más
No hay gloria sin cruz. Y como dijera el Papa Juan Pablo II: “No es que el dolor y el sufrimiento sean el mejor camino para llegar al cielo; es el único”.
Pensad en la pasión de Jesús
Al mundo no le interesa en lo absoluto la Pasión del Señor. Muchos ignoraron la película de La Pasión dizque porque no podían aguantar las escenas de sangre. No, es que la Pasión de Jesús golpea la conciencia. Meditar la Pasión es poner en su justa dimensión la gravedad del pecado y al mismo tiempo el Amor de Cristo por el hombre, pues no hay mayor amor que el que da la vida por los demás. Meditar la Pasión de Jesús prepara y fortalece nuestro propio camino que estamos próximos a recorrer, pues “el discípulo no puede ser mayor que el maestro” (Mt. 10, 24) y si hicieron con Jesús lo que quisieron, siendo Él el leño verde, qué no harán con nosotros que somos el leño seco, o dicho en otras palabras, que somos los verdaderos culpables.
Padre Luis Andreu y Joey Lomangino
No quiero terminar esta reflexión sin dedicar unas líneas a dos eventos ligados al Padre Luis Andreu y al recientemente fallecido Joey Lomangino.
Del Padre Luis Andreu, joven sacerdote jesuita que fue por Garabandal en 1961 y que falleció “de alegría” al regreso de su visita al pueblo, la Virgen ha prometido que en el futuro día del Milagro profetizado en Garabandal su cuerpo será desenterrado y encontrado incorrupto (y que conste que su cuerpo fue exhumado en 1976 y se constató su total corrupción). Por su parte, a Joey Lomangino, apóstol difusor del mensaje de Garabandal y que quedó ciego desde joven, la Virgen le prometió que tendría unos ojos nuevos también en el día del futuro Milagro profetizado. Su muerte ha desconcertado a no pocos.
Lo único que queda por agregar es que hay que esperar la llegada del futuro día del Milagro anunciado para constatar el cumplimiento de estas dos profecías tocantes a estos dos apóstoles de la Virgen, que nos deja entrever un signo de esperanza dentro del contexto escatológico de estas manifestaciones, en la que llegan más aprisa de lo que pensamos “los cielos nuevos y la tierra nueva” en la que se cristalizará la Plenitud del Reino de Cristo en la tierra y en la cual, como dice Pablo, “los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados” (I Cor. 15, 52).
El que tenga ojos, que vea.
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