El presidente Barack Obama, en una conferencia de prensa ofrecida nada más conocerse la noticia, dijo: "Hoy podemos decir que Estados Unidos es una nación un poco más perfecta". "Sobre todas las diferencias, somos todos iguales (...) No importan tus antecedentes, ni cómo comenzaste, como tampoco importa cómo y a quién amas", añadió. "El amor es el amor". "Estados Unidos es un país que puede escribir su futuro".
Además, reconoció la lucha de "incontables héroes anónimos" que hicieron la medida posible, subrayando que "gente ordinaria puede lograr cosas extraordinarias".
Ya antes de la conferencia de prensa había aplaudido la decisión en su cuenta de la red social Twitter:
"Hoy dimos un gran paso en el camino hacia la igualdad. Las parejas gay y lesbianas tienen derecho a casarse, como cualquier otra persona #ElAmorGana”.
Todo este nuevo paradigma del Amor (que desde luego es una aberración a la esencia misma del Amor, cuya fuente es Dios mismo: pues “Dios es Amor” I Jn. 4, 8) tiene sus raíces bien identificadas que bien vale la pena recordar.
Uno de los mejores exponentes de esta nueva antropología que se desarrolló en las entrañas mismas de la ONU es Michel Schooyans, quien es doctor en Filosofía y Teología y profesor emérito de la prestigiosa Universidad de Lovaina; miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales en Roma; del Real Instituto de Relaciones Internacionales en Bruselas y del Instituto de Demografía Política en París, así como del Population Research Institute (Instituto de Investigación de la Población) en Washington. Tiene dos obras recomendadas ampliamente: El Evangelio frente al Desorden Mundial y La Cara Oculta de la ONU.
En estos libros el autor va perfilando con claridad y fundamento todo lo que ha venido delineándose en los últimos tiempos como trabajo fundamental de la ONU, donde en documentos recientes los temas de la globalización y la mundialización han tomado cartas de naturalización.
Con una mentalidad sincretista fueron surgiendo unos nuevos derechos humanos que fueron legitimándose paulatinamente con la sola fuerza del consenso y que ahora tienen vigencia jurídica para reformular un nuevo paradigma sobre el hombre, la familia, el matrimonio y sus fines, y que sin duda alguna es una expresión palpable de la acción del Anticristo. Estos derechos, propuestos por la ONU, ya han minado la soberanía de los Estados, pues estos se han vuelto vulnerables al contradecir la más elemental formulación de la Ley y el Derecho Natural inscrito en la conciencia de todos los hombres que pueblan esta tierra.
En efecto, el consenso, entendido como “el acto por el cual alguien da a una decisión, cuya iniciativa tuvo otra persona, la adhesión personal necesaria para pasar a la ejecución”, (Michel Schooyans. La Cara..., ob cit. p. 23) fue la nueva forma para legalizar los principios dentro de la ONU. Los nuevos derechos humanos son fruto de decisiones voluntarias a los cuales uno se va adhiriendo, violentando de esta forma los orígenes de la ONU expresados en la Declaración de los Derechos Humanos del año de 1948, y que estaban basados mayormente en la dignidad intrínseca de cada ser humano, de la que surgían derechos a la vida, a la libertad, a la propiedad, a la libre expresión, a asociarse, a fundar una familia. Pero ya no es así; ahora, por medio de la ley y la jurisprudencia, se han reexpresado estos nuevos derechos del hombre, pero ya no como valores objetivos, sino para satisfacer las pasiones del hombre.
Origen
Del 5 al 10 de junio del 2000 se llevó a cabo en Nueva York la Conferencia de la ONU para celebrar el 5° aniversario de la Conferencia de Pekín. En dicha conferencia se trataba de hacer un balance sobre el plan de acción definido en 1995. Ante la presencia de más de 8,000 participantes representando a 180 países y más de 2,000 Organizaciones No Gubernamentales (ONG’S), se definieron estos nuevos derechos humanos que se reagrupan alrededor de los derechos sexuales:
Perspectiva de género: la diferencia de función entre hombre y mujer ya no es natural, sino cultural.
Orientación sexual: cada quien es libre de elegir su sexo o de cambiarlo; uniones homosexuales con derecho a adopción.
Múltiples “modelos” de “familias: familia natural, monogámica y heterosexual; “familias” monoparentales, uniones de personas del mismo sexo. Derecho de repudio al cónyuge o pareja.
Servicios de salud para las mujeres: entendiendo por ello el acceso legalizado y fácil a la anticoncepción en todas sus formas y al aborto.
Educación sexual obligatoria de los adolescentes con la perspectiva del género y de la orientación sexual: es decir, para los adolescentes, la libertad sexual ajena al control de los padres. Esta rúbrica comprende el acceso fácil y discreto a la anticoncepción y al aborto, así como a dispensarios o clínicas ad hoc en las escuelas. Incluso algunos llegan a proclamar la mayoría de edad sexual a partir de los 10 años.
Derecho de los “trabajadores sexuales”: ello impulsa el derecho a trabajar en la prostitución.
Como se puede comprobar, estos nuevos derechos humanos propagados por la ONU, y mayormente por los representantes de los países ricos, como Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, nos evidencian una distorsión completa de lo que es la naturaleza humana y una negación de lo que es el derecho y la ley natural. Además, por si lo anterior no fuera suficiente, estos mismos derechos sexuales son apoyados ruidosamente, y con una violencia verbal aterradora, por diversas ONGs feministas y radicales, como las autodenominadas Catholic for Free Choice (Católicas a favor de la libre elección), y con mayor apoyo por todo el gremio LGBT.
La Ideología del Género
Parte fundamental del problema de esta mentalidad de establecer los nuevos derechos humanos surge del concepto de género.
Es gracias a Malthus (1766 – 1834), Marx (1818 – 1883) y Lenin (1870 – 1924) donde encontramos los orígenes de esta ideología del género.
En efecto, Malthus es el principal teórico de la seguridad alimentaria. De acuerdo con su tesis, entre el crecimiento aritmético de los recursos alimenticios y el crecimiento geométrico de la población, la brecha se agranda fatalmente. Se puede prever la miseria, y con ella, el espectro de la hambruna. Dice Malthus que hay que dejar que actúen por si mismos los frenos gracias a los cuales son eliminados aquellos que, menos dotados, son pobres. Así, Malthus contribuye a consolidar la visión esencialmente utilitarista del hombre. El pobre es el vencido en la libre competencia y está de más porque no produce, y a pesar de ello, pretende consumir.
En esta herencia malthusiana, se establece que hay que hacer una selección artificial para poder ejercer, como derecho, el dominio sobre la propia transmisión de la vida, y de aquí surgen todos los proyectos contra la vida apoyados y financiados por la ONU, particularmente por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
La ideología del género fundada en las ideas maltusianas recibe gran influencia de Marx y de Engels. Para estos autores, la opresión de la mujer es por excelencia la expresión de la lucha de clases en su forma original (Las tesis de Engels, el origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado. Citado por Michel Schooyans. El Evangelio...,. ob. cit. p. 36).
Decía Engels que la primera oposición de clases que se manifiesta en la historia, coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la unión conyugal. Marx y Engels afirmaban que el comunismo habría de remediar esta situación. La mujer y el hombre serían iguales en el sentido de que ambos tendrían el mismo status de trabajadores en la sociedad, y estarían en función de ésta. Así, el comunismo permitiría que la mujer trabajara en la industria, haciendo desaparecer el matrimonio monogámico y destruyendo a la familia tradicional, fomentando el amor libre y predicando la igualdad del hombre y la mujer hasta el grado de considerarlos intercambiables. Así entonces, la ideología del género conduce finalmente a la desaparición de la familia, que ya no es motivo de complementariedad, sino de oposición. Así se concluye fácilmente, apoyado por una corriente feminista muy activa, que las diferencias entre los géneros ya no son naturales, sino que aparecen a lo largo de la historia y son construidas por la sociedad: es decir, son culturales.
La ideología del género combina temas que provienen de la ideología socialista en su forma marxista y de la ideología liberal en su forma malthusiana. Por tanto, el cuerpo no es sino un instrumento para todo tipo de placeres: heterosexual, bisexual, transexual, homosexual –sin olvidar el placer solitario–, la anticoncepción, el aborto.
La sociedad entonces, según la ONU, se reinventó bajo la ideología del género, aboliendo el papel que en el pasado se atribuía al hombre y a la mujer. Es un proyecto de subversión cultural. No solamente se agregan nuevos derechos, y en especial derechos de la mujer, sino que se pretende interpretar a la sociedad de forma distinta, bajo un nuevo paradigma. Toda esta enseñanza del género fue bien recibida en las asambleas internacionales del Cairo, Beijing y Nueva York. La Unión Europea también ha apoyado todo este consenso. El concepto de la familia se ha visto privado de su sentido tradicional y desde entonces este término se usa indistintamente para designar uniones heterosexuales, homosexuales, y aún situaciones monoparentales, etc.
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