Fátima es una de las más importantes y trascendentales apariciones de la Santísima Virgen en la historia de la Iglesia. Eventos que ya han sucedido a lo largo del siglo XX, otros que están sucediendo y aún por suceder en el futuro inmediato para el mundo y para la Iglesia, son parte de lo que rodea al propósito y mensaje de esta Mariofanía, que este año llega a su Centenario en medio de gracias, pero también de incumplimientos al pedido traído por la Madre de Dios a Portugal.
Una de las razones de que la Aparición haya sido de las más mediáticas es su clave apocalíptica, conforme lo documentó el Hermano Michel de la Trinité, uno de los principales estudiosos de Fátima, cuando testimonió que la Hermana Lucía había dicho que para entender mejor el mensaje “había que leer el Apocalipsis”; concretamente aludió a los capítulos VIII al XIII, que relatan las advertencias del Cielo sobre el Final de los Tiempos, la reducción y apostasía de la Iglesia, la batalla final entre el Dragón y la Mujer vestida de Sol, y la aparición del Anticristo.
Fueron en este mismo tenor apocalíptico las últimas y públicas conversaciones de Lucía que se conocieron según la entrevista que sostuvo con el padre mexicano Agustín Fuentes, entonces postulador de la causa de Beatificación de Francisco y Jacinta, antes de que se le impusiera el voto de silencio a partir de 1960 y total clausura de su persona hasta el fin de sus días.
A reserva de profundizar en un libro de mi autoría de próxima publicación sobre las Gracias y Omisiones en el Centenario de Fátima, quiero aprovechar para hacer unas pequeñas reflexiones con ocasión de los 100 años de la primera aparición ocurrida en la Cova de Iría.
Mensaje, Milagro, Frutos, Propósito y Profecía
Toda aparición auténtica tiene un mensaje, milagro, fruto, propósito y profecía. El mensaje de las Apariciones Marianas es prácticamente el mismo en todos los escenarios donde Ella se manifiesta, que no es otro que un llamado a la conversión a través de la oración, penitencia, sacrificio, práctica del ayuno, frecuencia de sacramentos, lectura del Evangelio, rezo del Santo Rosario, lucha por la práctica de las virtudes cristianas, particularmente la caridad; y todo esto rematado con un apostolado firme, constante y diligente de acuerdo a las condiciones de cada uno.
Toda auténtica Aparición del Cielo debe estar rubricada por la huella sobrenatural a través del milagro, que en este caso cumplió ampliamente su expectativa con el Milagro del Sol ocurrido el 13 de octubre de 1917, anunciado anticipadamente por medio de la principal vidente Lucía Dos Santos, atestiguado por cerca de 70,000 almas. Sin embargo, el propósito varía de aparición en aparición, y es aquí donde radica la razón última de una manifestación del Cielo, pues cuando Dios se manifiesta siempre lo hace por una razón poderosa y trascendente. Aquí quedan desechadas muchas supuestas apariciones que hoy pululan por las redes sociales donde se envían mensajes vanos y superficiales y sin ningún propósito concreto, lo cual revela que no son de origen divino, o a lo sumo son mera inspiración humana que son fácilmente interferidas por el demonio.
Los frutos de la Aparición se presentaron desde sus primeros días en la serie de seis apariciones desde mayo a octubre del lejano y simbólico año de 1917, sellado por la Revolución Bolchevique y el gran Milagro del Sol, semillero de infinidad de conversiones.
Además de su mensaje, Fátima tiene un gran propósito que la distingue de otras aprobadas por la Iglesia como Guadalupe, Lourdes o París (Medalla Milagrosa), y de otras más que aún siguen en estudio y pendientes de aprobación.
Fátima también tiene un elemento muy particular que constituye su profecía: su famoso Secreto o conocido también como el Tercer Secreto de Fátima. Y sin ánimo de entrar a ningún tipo de conspiración o desobediencia alguna con la Iglesia, máxime que es un asunto de libre opinión, para este servidor la Tercera parte del Secreto de Fátima no ha sido revelada totalmente por la Jerarquía de la Iglesia, y esto en base a múltiples testimonios y documentos que así lo avalan, por más que los Jerarcas de la Iglesia afirmen lo contrario. Pero peor aún, el grave contenido del mismo (y que motivó a que la Iglesia no lo diera a conocer en el año de 1960 como estaba pedido por el Cielo) pende sobre nuestras cabezas con terror y sobrecogedora angustia, por la simple razón de que su mensaje no fue difundido como lo pidió la Madre de Dios, y menos ha sido acogido y puesto en práctica por los hombres; y porque los pedidos específicos hechos por el Cielo han sido ignorados, desobedecidos o notablemente retrasados.
Pero vayamos por partes.
Mensaje
El mensaje de Fátima vino precedido por la aparición de un ángel en la primavera de 1916 en la que preparó a la niña Lucía y sus dos primos, Francisco y Jacinta Marto, de 10, 9 y 7 años respectivamente, al encuentro con la Señora del Cielo. Pero desde la aparición del ángel se deja entrever ya parte del mensaje de Fátima, y que será la Reparación Eucarística, de ahí las oraciones que les dejara el ángel a los niños, entre las que se encuentran las siguientes:
“Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo, y os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Os adoro profundamente y Os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.
“Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios”.
Otra parte del mensaje es un llamado a la oración y al sacrificio, tanto por la conversión de los pecadores y la salvación de las almas como en reparación de los pecados cometidos en contra del Inmaculado Corazón de María.
Esto explica la visión que la Virgen les permitió tener sobre el infierno “a donde van las almas de los pobres pecadores porque no hay nadie que rece por ellas…” Asimismo explica la oración que la propia Virgen les pidió que rezaran después de cada misterio del Santo Rosario:
“Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia”.
Finalmente, también esta parte del mensaje encuentra sentido con la petición que la Santísima Virgen le hiciera a Lucía el 10 de diciembre de 1925 en Pontevedra, España, sobre la Devoción al Corazón Inmaculado de María y la Comunión reparadora de los 5 primeros sábados de mes, conforme se explica a continuación.
Propósito
Dos fueron los principales propósitos de Nuestra Señora del Rosario en Fátima:
- Instauración de la Paz en el mundo a través de la Devoción y Triunfo del Inmaculado Corazón.
- Consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María.
Por lo que respecta al primer punto, este propósito no se ha visto realizado, pues constatamos que en los 100 años que llevamos desde la Aparición no ha habido la paz en el mundo conforme la Virgen lo prometió, y esto es así porque no se ha hecho caso a su mensaje, ni de parte de los laicos ni religiosos, ni de la alta Jerarquía de la Iglesia. Simplemente, la Devoción y Reparación a su Corazón Inmaculado que la Virgen María vino a pedir desde 1925 es desconocida en el mundo católico, y, por tanto, salvo excepciones, nadie la pone en práctica, pues no ha sido difundida esta devoción como lo exigía el mensaje del Cielo.
En efecto, el 10 de diciembre de ese año de 1925 Lucía tuvo la aparición de la Virgen sobre una nube de luz con el niño Jesús a su lado. La Santísima Virgen puso su mano sobre el hombro de Lucía, mientras en la otra tenía su corazón rodeado de espinas. El niño le dijo: “Ten compasión del corazón de tu Santísima Madre, está cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas”.
Inmediatamente dijo Nuestra Señora a Lucía: “Mira, hija mía, mi corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que a todos los que, durante 5 meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la sagrada comunión, recen el rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del rosario con el fin de desagraviarme les prometo asistir a la hora de la muerte con las gracias necesarias para la salvación”.
La razón de que fueran 5 los sábados de reparación es por las 5 clases de ofensas y blasfemias que se profieren contra el Corazón Inmaculado de María:
Contra su Inmaculada Concepción; contra su Virginidad; contra su Maternidad Divina, rechazando al mismo tiempo aceptarla como madre de los hombres; contra los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada; y contra los que la ultrajan directamente en sus sagradas imágenes.
Como el lector comprobará, el desconocimiento y no puesta en práctica de esta devoción ha impedido que se alcance la paz en el mundo ni que se haya alcanzado tampoco el triunfo del Corazón Inmaculado, que por lo demás no vendrá de otro modo.
Por lo que se refiere a la Consagración de Rusia, tenemos también que disentir de aquellos que afirman que tal consagración ya fue realizada y que incluso dicha consagración fue la causante del “derrumbamiento del comunismo” y el “desmoronamiento del bloque soviético”. Pero la realidad no es así. Si bien ha habido algunas consagraciones a la Santísima Virgen, ninguna de ellas se ha hecho tal y como la Virgen vino a pedirla en Tuy el 13 de junio de 1929, es decir, nombrando expresamente a Rusia en un acto solemne y público presidido por el Santo Padre y en unión con todos los obispos del mundo, en un mismo día y a una misma hora.
En efecto, en 1942 el Papa Pío XII consagró al mundo al Corazón de María, pero no mencionó a Rusia. El 7 de julio de 1952, Pío XII consagró los pueblos rusos – que no Rusia–, pero no fue ni solemne ni pública ni tampoco hubo una solicitud a los obispos del mundo. En 1964, Paulo VI al clausurar la tercera sesión del Concilio Vaticano II renovó la consagración del mundo, pero no se mencionó a Rusia. Juan Pablo II hizo una serie de consagraciones el 7 de julio de 1981, el 13 de mayo de 1982 y más importantemente el 25 de marzo de 1984 con motivo del Año Santo de la Redención. Sin embargo, en ninguna de estas consagraciones nombró a Rusia ni tampoco fue en unión con todos los obispos del mundo. Por tanto, la verdad de los hechos es que jamás ningún evento de tal magnitud ha tenido lugar, y eso puede constatarse en los documentos oficiales del Vaticano.
Lo anterior explica la razón por la que ni Rusia se ha convertido y mucho menos hemos constatado la promesa incondicional hecha por la Madre del Cielo de otorgar al mundo un tiempo de paz. Los hechos revelan que desde el año de 1917 hemos vivido tiempos horrorosos de guerra, levantamientos, revoluciones, actos terroristas, y más aún, vivimos al borde de una guerra que acecha a naciones poderosas como Rusia, China, Corea del Norte, Francia, Estados Unidos, entre otros.
Profecía
Uno de los elementos medulares de Fátima son sus múltiples profecías, tanto de sucesos nefastos como la esperanza incondicional de que al final el Corazón Inmaculado de María triunfará.
Podemos distinguir entre profecías cumplidas y pendientes. Entre las que ya han tenido cumplimiento tenemos: que Francisco y Jacinta irían pronto al Cielo; que la Primera Guerra Mundial estaba por terminar; pero que si no se dejaba de ofender a Dios vendría una peor (la Segunda Guerra Mundial de 1939 a 1945); que sería anunciado este evento por una desconocida luz, como así ocurrió el 25 de enero de 1938 en el cielo de Europa.
Otra profecía cumplida es que si no se hacía caso al mensaje de la Virgen Rusia esparciría sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia… Y esto ha sido así pues la revolución comunista, que comenzó en Rusia en 1917, según cálculos conservadores trajo a la sazón 110 millones de muertes, es decir, 2/3 del total de víctimas que ocasionaron en el siglo XX todos los regímenes dictatoriales.
Respecto a las profecías que están aún pendientes tenemos: la tardanza en el cumplimiento de realizar la consagración de Rusia, pues desde el 19 de agosto de 1931 ya Nuestro Señor se le volvía a aparecer a Lucía para reclamar la negligencia en ejecutar su demanda. Cinco años después, en mayo de 1936, vuelve a insistir en su pedido, y en mayo de 1952 Nuestra Señora de Fátima volvió a insistirle a Lucía que seguía esperando la consagración de Rusia. Y poco tiempo después Nuestro Señor le advirtió a Lucía que harían la consagración, “pero ya sería muy tarde, cuando tengan lugar ciertos acontecimientos sangrientos…”
Otra profecía pendiente es todo lo hasta ahora revelado del Tercer Secreto de Fátima respecto a un “obispo vestido de blanco que con paso tambaleante sale de una ciudad medio en ruinas sobre los cadáveres de sus sacerdotes y que llegado a la cima del monte es asesinado y tras él muriendo obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seglares de toda clase y posición”, es decir, una persecución total contra la Iglesia y contra los cristianos, comenzando con el Santo Padre que parece huir de una Roma en ruinas.
Y el más importante evento aún por cumplirse es el Triunfo del Corazón Inmaculado de María con todo lo que ello supone.
Secreto
Hay mucha información documentada sobre lo que se conoce como la Tercera parte del Secreto de Fátima. En realidad, la Virgen reveló un solo secreto dividido en tres partes. Esta revelación tuvo lugar el 13 de julio de 1917. Por ahora el espacio de análisis es breve, pero ya es tiempo de que quitemos de nuestros ojos la venda de cualquier prejuicio que impida comprobar documentada y testimonialmente que esta Tercera parte del Secreto no ha sido revelada en su totalidad.
Sabemos que el 13 de mayo del año 2000 el entonces Secretario del Estado Vaticano, S.E.R. Mons. Angelo Sodano, hizo una interpretación del secreto, asociándolo al atentado que sufriera Juan Pablo II en Roma el 13 de mayo de 1981, y por tanto era ya un evento del pasado. Cuarenta y dos días después, el 26 de junio, el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Ratzinger, reafirmó dicha interpretación respecto a que el secreto refería un suceso del pasado. Pero los hechos no confirman esta interpretación, sino que más bien lejos de ser una profecía ya cumplida, lo peor para el mundo y para la Iglesia aún están por venir, y no menos grave es que haya una parte del secreto que contiene palabras de la Santísima Virgen y que aún no nos han revelado.
Brevemente aludimos a algunas fuentes que fundamentan esta tesis:
- La visión que tuvo Catalina Emmerick un 13 de mayo, pero de 1820 de “dos Papas enfrentados”.
- La conversación que tuvo la Hermana Lucía con el Padre mexicano Agustín Fuentes el 26 de diciembre de 1957.
- Las palabras del entonces Juan XXIII dichas en 1960 de que “no estaba de acuerdo con los profetas del pesimismo quienes siempre predicen desastres”.
- Las palabras de Paulo VI del 29 de junio de 1972 sobre “el humo del infierno que ha entrado a la Iglesia de Dios”.
- El estudio del Padre Joaquín María Alonso, archivista de Fátima, con su obra de más de 25 volúmenes deja entrever el contenido del secreto.
- Las palabras del entonces Cardenal Wojtyla en Filadelfia en 1976, sobre “la lucha final entre la Iglesia y la anti Iglesia”.
- Las palabras en 1980 del Papa Juan Pablo II en Fulda, Alemania, donde afirmó que no se había revelado el secreto “para no alentar la subversión comunista a tomar ciertas determinaciones”. Y concluyó diciendo: “Si se lee que millones y millones de personas morirán hora tras hora, no es bueno dar a conocer el secreto pues muchos quieren saber sólo por sensacionalismo”.
- Las palabras del entonces Obispo de Leiría, Cosme Do Amaral el 10 de septiembre de 1984, sobre que el contenido del secreto “hace alusión a la pérdida de la fe”.
- La entrevista que le concedió el entonces Cardenal Ratzinger en 1984 al periodista Vittorio Messori, donde se refiere al secreto como “relacionado a la importancia de los últimos tiempos y a los peligros que amenazaban la fe de la Iglesia”, declaraciones muy diferentes y contradictorias a lo que dijo en el año 2000.
- Las propias declaraciones del Cardenal Ratzinger en 1988 sobre la aparición de Akita, Japón en la que afirmó que el mensaje de esta aparición era “esencialmente idéntica a la de Fátima”, y en la que se afirma que habrá “sacerdotes contra sacerdotes, obispos contra obispos y cardenales contra cardenales”.
- El comentario del Cardenal Silvio Oddi en 1990 sobre que el secreto alerta sobre “la apostasía de la Iglesia”.
- Las palabras del Cardenal Luigi Ciappi que en el secreto se dice entre otras cosas que “la apostasía saldrá de la cúspide de la Iglesia”.
A este respecto conviene mencionar que son varios los prelados que tuvieron acceso al secreto de Fátima. No sólo lo han leído los Papas desde Juan XXIII al actual, sino que también los Prefectos para la Doctrina de la Fe y otros miembros de la Alta Jerarquía y algunos del clero que tuvieron acceso a él bajo pena de ex comunión ipso facto si revelaban su contenido.
- Uno de estos sacerdotes que leyó el secreto fue el Padre Malachi Martin y que en 1998 en el programa The Art Bell Show mencionó sobre la existencia de un “futuro Papa impostor que usurparía la sede romana” y de “algo terrible que horrorizaría al mundo” y que estaba contenido en el Tercer Secreto.
- La homilía pronunciada por San Juan Pablo II el 13 de mayo del 2000 sobre el capítulo XII del Apocalipsis y el Tercer secreto de Fátima.
- La afirmación que hiciera el recién fallecido Cardenal Loris Francesco Capovilla, entonces secretario de Juan XXIII, quien le confirma al autor Solideo Paolini en 2006, “la existencia de dos textos del Secreto”.
- El comentario hecho por el Papa Benedicto XVI en mayo del 2010, “se equivoca quien piensa que la misión profética de Fátima está acabada”.
Finalmente tenemos otros importantes mensajes de apariciones marianas, como La Salette, Francia en 1846 que habla de estos dos componentes que eventualmente contiene la parte aún oculta del secreto: un gran castigo material para la humanidad y un terrible cisma y división en la Iglesia producida por una gran apostasía. Todo esto también avalado por otras revelaciones a místicos y santos, y principalmente la Sagrada Escritura, como la II Carta de Pablo a los Tesalonicenses y el mismo libro del Apocalipsis.
Fátima es pues un gran acto de amor y misericordia por parte del Cielo a todos nosotros, pero al mismo tiempo una advertencia terrible y dolorosa si no hacíamos caso a su llamado.
La Gracia que se derramará por el Triunfo Incondicional y Prometido del Corazón Inmaculado de María será un parteaguas en la Historia de la humanidad y de la Iglesia, pero al mismo tiempo las omisiones, desobediencias y tardanzas en responder al llamado del Cielo en Fátima podrían en el futuro inmediato traer a nuestra generación un desastre natural y espiritual no visto en la historia reciente y muy probablemente ni en la historia remota.
Todos los artículos de este sitio pueden ser reproducidos, siempre y cuando se cite al autor, Luis Eduardo López Padilla, y la página donde fue originalmente publicado, www.apocalipsismariano.com