Una de las maneras en que el Demonio se ha asegurado de restarle fuerza y credibilidad al Mensaje de la Santísima Virgen María de estos tiempos, ha sido suscitando falsas manifestaciones y revelaciones. Se pudiera decir que existe una exagerada "revelación privada" consistente en mensajes vanos y superficiales, donde se mezcla la verdad con el error, lo preternatural con la inspiración meramente humana, y donde Dios no está presente. Son tantos y tantos los mensajes que se difunden por ahí que los verdaderos y auténticos de origen sobrenatural pierden su eficacia y propósito espiritual. Se acrecientan las profecías de eventos que están por venir que son mezclados con errores de interpretación tanto de fondo, como de forma y tiempo.
Así, día a día se envían por redes sociales mensajes sobre la profecía y el “año” del Aviso y Milagro profetizados en Garabandal; el verdadero Secreto de Fátima, la inminente aparición del Anticristo y el nombre del mismo, la aparición pública de Enoc y Elías; la dizque presencia del falso profeta en Roma; los "días de oscuridad", el microchip, el Gobierno mundial; y un largo etcétera, y que como se insiste, no pasan por ningún tipo de discernimiento y con ello se filtran aciertos y desaciertos, luces y oscuridades, que van creando cada vez más confusión para el lector en general, pues llegan ya los tiempos en que cada día será más difícil poder discernir lo que es de Dios de lo que no lo es, o lo que tiene sólo un origen humano, o lo que es peor, un origen diabólico.
Disiento en las Fechas
Disiento de algunos intérpretes, analistas y estudiosos de los mensajes que han caído en una especie de obsesión compulsiva por querer fijar el año, mes o semana en que ocurrirán los acontecimientos que forman parte del Final de los Tiempos, y que en mi punto de vista –por exceso o defecto– no hacen bien a la vida espiritual. Bástele saber al hombre que sí, que se están cumpliendo las señales anunciadas en la Escritura y que estamos a la víspera de grandes acontecimientos que exigen de todos nosotros una especialísima preparación de cuerpo, alma y entendimiento.
Pero antes de mirar las señales que anuncian la llegada de los eventos profetizados, primero se impone reconocer la gran crisis espiritual y moral que engloba a la humanidad entera.
Insensibilidad Espiritual
En primer lugar, conviene decir que la humanidad está sumida en tal apego a los bienes de este mundo que le ha llevado a los hombres a ser totalmente inconscientes e insensibles de lo que es y de lo que significa la vida espiritual.
El hombre es un ser trino: cuerpo, alma (espíritu de Dios) y entendimiento. No obstante, esta realidad es ignorada pues el ser humano solo busca la satisfacción de su cuerpo, excepcionalmente de su alma. Esto se agrava por el hecho de que aun los que se dicen ser fieles, los laicos que se nombran cristianos creyentes y particularmente sacerdotes y religiosos –de ahí que sean seguidores de Jesucristo– también se han llenado de indiferencia hasta el extremo de perder realmente la fe, al menos la fe que debiera traducirse en obras.
Humanismo y Sentimentalismo
Uno de los grandes males dentro de la vida espiritual es el llamado humanismo y sentimentalismo que pretende suplir la vida sobrenatural. Es decir, se llega a asociar el crecimiento espiritual con asuntos de sentimientos, emociones, sensaciones, motivaciones, etc. que no tienen nada que ver con lo que es una verdadera y sólida vida espiritual centrada en Cristo y sus mandamientos, que exigen violencia interior para saber negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz según las circunstancias de vida de cada uno y poder seguir a Jesucristo. Este humanismo ha hecho un gran daño dentro de la relación del hombre con Dios. Es un concepto equivocado del amor a Dios.
Olvido de la Vida Sobrenatural y Eterna
Por su parte, el hombre de hoy se le ha olvidado que existe una vida sobrenatural que es mucho más palpable que esta vida terrena. Que la verdadera vida aún no comienza, y que deberá de comenzar para los que son fieles en el momento al que los hombres llaman muerte. Este dramático olvido, ya consciente o inconscientemente, se traduce en desastrosas consecuencias, pues el hombre camina por esta vida como si todo se resolviera y finiquitara aquí abajo, sin hacer méritos para la vida eterna. Más aún, este olvido de la vida sobrenatural está llevando a que muchas almas la pierdan para toda la eternidad, siendo esto la principal preocupación, angustia y dolor de Nuestra Madre, la Santísima Virgen.
Asimismo, la Santísima Virgen en su Mensaje nos solicita que volvamos a anunciar la Buena Nueva del Evangelio, en lo particular la existencia de la Vida después de la muerte, que es la verdadera vida y la razón única y última de nuestro existir. Pero esta Vida sobrenatural, aun cuando de manera muy limitada podemos percibir en nuestra vida terrena, es mucho más palpable, mucho más auténtica, mucho más real, mucho más sólida que lo que conocemos en nuestra vida diaria. El mundo sobrenatural es toda una realidad de perfección de la que participan los hombres que ya han alcanzado el Cielo para siempre, con los ángeles fieles y junto con María Santísima y la Trinidad Santa y Perfecta de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Todo esto es como un revulsivo que nos debe llevar a “detener el tiempo” dentro de nuestra vida llena de pendientes, compromisos, preocupaciones, deseos, apegos y demás distracciones que se nos olvida que sólo una cosa es importante en nuestra vida terrena: salvar el alma y participar de Dios para siempre. El demonio ha sido muy hábil para anestesiar nuestra conciencia y hacerla prácticamente insensible al mundo de Dios, a lo sobrenatural y nos confunde haciéndonos creer que lo importante está aquí abajo; pero esto no es lo más grave, sino que ha sabido ofrecernos los bienes de este mundo, tales como el poder, la fama, la gloria, el dinero, el honor, etc. pero siempre anteponiéndolos al interés de Dios y arrastrándonos a ofenderlo gravemente por violar sus santos mandamientos.
Confusión en la Ley Moral y Natural
Uno de los signos de nuestro tiempo es la confusión que existe en los diversos órdenes de la vida, particularmente en el ámbito de la ley moral y la ley natural, habiéndose consolidado un sinnúmero de errores filosóficos que han llevado al hombre a perder la luz de la verdad, del Evangelio y del orden establecido por el Padre. Estos graves errores se vienen arrastrando desde hace varios siglos, cuando la filosofía comenzó a darle un valor exclusivo a la ciencia y particularmente a la razón, llevando consigo el establecer como único criterio de verdad la inteligencia humana. Y así fueron surgiendo desviaciones de las que hoy estamos cosechando sus amargos frutos que derivan en las ideas equivocadas sobre Dios, Jesucristo, la Iglesia, el pontificado, el dogma, la moral y los sacramentos. Pero lo más grave es que muchos pastores de la Iglesia promueven estas extrañas creencias y nuevas filosofías. Por eso la Santísima Virgen nos llama a voltear nuestra mirada al Santo Padre, pues su doctrina verdadera es y será una especial ayuda del Cielo en medio de tantos y tantos errores y oscuridad que invaden al mundo y a la Iglesia.
Ahora bien, es completamente cierto que estamos en la encrucijada del fin de los tiempos y grandes acontecimientos nunca antes vistos están por suceder; mayormente serán éstos facilitadores de que un mayor número de almas se pierda, pues estamos ante una lucha no sólo entre los hombres sino también en el orden espiritual, entre la luz y las tinieblas, y esto pasa desapercibido para la inmensa mayoría de los hombres.
Grandes Sufrimientos provocados por Catástrofes Naturales
Como consecuencia del pecado de los hombres, la Mano Todopoderosa de Dios pegará con fuerza y grandes catástrofes están por venir, que serán causantes de mucho sufrimiento. Estas catástrofes son ocasionadas por causas cósmicas. Este es necesario para poder purificar, reparar, convertir y equilibrar el fiel de la balanza de la Justicia de Dios.
Las catástrofes traerán como resultado afectaciones en el orden de la economía, carestía de alimentos y el hambre en el mundo. En un momento dado parecerá que los males en el mundo se solucionan, pero será aparente, pues luego se volverá peor que al principio. Por todo esto, la hambruna y contaminación del agua se convertirán en un verdadero jinete del Apocalipsis.
El hombre de hoy no entiende que su alejamiento a las normas y directrices del cielo atraen la ira Divina. Dios no creó al hombre para que sufriera y muriera, pero el pecado se erige como la causa de los grandes sufrimientos y dolores en el mundo. Conviene decir que serán de tal magnitud las catástrofes naturales, que "la tierra se convertirá en un lugar difícil y peligroso para la vida".
Enfermedad Mundial
Otro sello del Apocalipsis se abrirá, el caballo amarillo, expresión de las enfermedades y pestes. Una enfermedad mundial será causa de gran mortandad. Simplemente no habrá cura, pero serán protegidos los que se han dedicado a tiempo y destiempo a edificar su aposento, su alma, pues su oración y sacrificio hará que no los toque la mano de Dios. Esta terrible enfermedad se extenderá de uno y otro lado de la tierra y no habrá descanso ni alivio.
Mal uso de la Ciencia
En los últimos tiempos los hombres han ignorado de diversas maneras el orden establecido por el Padre Eterno; así, el mal uso de la libertad humana ha hecho que la humanidad camine por senderos contrarios al querer de Dios y aún a la misma naturaleza. Desde el Génesis se establece cómo el mal se extendió por toda la tierra, y a tal punto fue el desorden que la Escritura dice que "viendo Yahvé que era grande la maldad del hombre sobre la tierra... se arrepintió de haber creado el hombre en la tierra, y se dolió en su corazón". Y fue entonces que decidió "exterminar de sobre la faz de la tierra al hombre que había creado" (6, 5-6). Así pues, de la misma manera que Dios decidió mandar el Diluvio por los abominables pecados que los hombres cometían por querer ser como Dios, se volverá a llegar a este extremo en que mediante la manipulación genética y clonación de células humanas y animales, la soberbia humana pretenderá remedar la Creación divina sin tener autoridad para ello; por lo que las consecuencias serán desastrosas para toda la humanidad, tanto físicas como morales. Este pecado, ligado al pecado original, también está en estrecho vínculo al llamado katejón (obstáculo que impide la manifestación del Anticristo) del que habla Pablo en II Tesalonicenses 2, y cuyo tema exige en su momento una explicación más amplia.
División de la Iglesia
La Iglesia y la humanidad serán duramente probadas. La Virgen nos ha pedido que permanezcamos firmes en el Verdadero Camino, en la Iglesia de Su Hijo, pues no falta mucho tiempo ya para que se separe la Verdadera Iglesia de la Falsa (leer en esta misma página web mi artículo Dos Papas en Roma de fecha 28 de Enero de 2015). Así, surgirá un camino falso que pretenderá conducir erróneamente a los fieles al Padre. Pero el Camino Verdadero será aquel que proclame a María como Madre de ese Camino.
Guerra entre Naciones
Una guerra involucrará varias naciones, motivados estos conflictos por varias causas: la libertad y la esclavitud, o sea, el propósito de sometimiento de los más pobres y débiles ante los poderosos; entre los que defienden la vida y los que promueven la cultura de la muerte; el odio y el egoísmo entre los hombres causantes de todo mal; y también por causas más allá de lo natural, donde el demonio utilizando a las naciones y a los hombres desencadenará una lucha contra la Iglesia.
La bandera quedará sin asta pues naciones serán conquistadas por otras, y el ruido de la guerra dejará sordos a los que ya ciegos son incapaces de ver el gran peligro que acecha. Y todo esto sucederá al amanecer del día de la verdad, pues algo desenmascarará la mentira que revelará lo que se ocultó por largo tiempo.
Dentro de las catástrofes que vendrán pronto, un fenómeno cósmico vendrá de arriba, causando desgracias, desasosiego y angustia entre los hombres.
Si nos convertimos...
Mientras los hombres no se conviertan totalmente en su corazón a Nuestro Señor, todo bien aparente en el orden material será pasajero. Habrá un tiempo breve en que parecerá que todos los males de toda índole se solucionan, pero será un engaño.
Todo mensaje del Cielo no pretende llenarnos de temor, sino de tomar conciencia de nuestra responsabilidad ante Dios por nuestros actos. En la medida de nuestra entrega todos los eventos pueden ser mitigados y acortados, y algunos suprimidos, pero esto depende de la respuesta de la humanidad. De lo contrario habremos de enfrentar todo lo que ha sido anunciado, y desafortunadamente los hechos apuntan a que la respuesta humana ha sido muy pobre. Y el plan de entrega y crecimiento espiritual hacen referencia a la oración disciplinada, al rezo del santo rosario diario, al ayuno frecuente, a una vida de penitencia y sacrificio, a la práctica de la mortificación de los sentidos y particularmente a la participación de los sacramentos, especialmente a la Eucaristía, que deberá llevar al apostolado firme, constante y diligente en busca de la conversión de las almas. Estas son las armas que tenemos a nuestro alcance. De nosotros depende el futuro material y espiritual de la humanidad.
Pero María está trabajando y su Plan se cumplirá. Surgirán los Nuevos Apóstoles y algunos dentro de un proceso místico y sobrenatural contribuirán a un fuerte impulso del crecimiento espiritual hacia la Perfección, para que este ser corruptible se transforme en incorruptible. Un gran misterio se descubrirá...
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